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Enric Gardiner
Madrid
Domingo, 1 de junio 2025, 20:27
Carlos Alcaraz seguramente haya ganado este domingo el premio Stefan Edberg a la deportividad que entrega la ATP cada año. Lo hizo mientras aseguraba su presencia en cuartos de final de Roland Garros ante Ben Shelton (7-6 (8), 6-3, 4-6 y 6-4), al reconocer inmediatamente que había lanzado su raqueta para conectar una volea cerca de la red. Pese a la espectacularidad del punto, no está permitido soltar la raqueta para tocar la pelota. Y el murciano no lo hizo en un punto cualquiera. Lo hizo en el segundo set, con el duelo en todo lo alto y significando este punto perdido bola de 'break' para el estadounidense.
Un gesto que le honra y que pone sus valores muy por encima del resultado en un día ya de por sí difícil, por el gran nivel de Shelton, pese a estar en su superficie menos favorita y por lo que sufrió para levantar el primer parcial. Alcaraz, que no pudo romper el saque de su rival ni una vez, salvó un 4-1 en contra en el 'tie break' y tres bolas de set para acabar imponiéndose en un desempate kilométrico y que culminó más de una hora de pelea en la pista.
Cualquier pensamiento de que ese set haría desaparecer a Shelton de la pista se esfumó en cuanto empezó el segundo. El americano se trató de unas ampollas en el descanso entre parciales y dispuso de hasta seis bolas de rotura en el primer juego. En medio de él, el momento deportivo de Alcaraz, que reconoció al juez de silla haber lanzado la raqueta para meter una volea imposible en la red. El público le aplaudió, Shelton le agradeció la sinceridad y el murciano desactivó los seis puntos de 'break' que prosiguieron a ese punto.
Tras una hora y 45 minutos de partido, Alcaraz por fin quebró el saque de su adversario, para poner una ventaja de 2-0 en el marcador. Nunca le han remontado este resultado en Grand Slam, lo que habla de la gran mentalidad del español y de la capacidad de reponerse a los valles de sus partidos, como la pérdida del cuarto set, cuando su bajón al servicio, cobrado con dos roturas por parte del estadounidense, le hizo marcharse por tercer encuentro seguido a una cuarta manga.
¿La solución al desaguisado? No permitir que Shelton se creyera que la remontada de su vida era posible. Por eso fue tan importante que Alcaraz le dominara con una rotura en el tercer juego. Fue la mejor manera de quitarse la tensión y de poder jugar más libre y sin el miedo de que cualquier error le mandara a un quinto parcial.
Le permitía, además, jugar con más riesgos, como le animaba Juan Carlos Ferrero desde la grada. Y así, con 5-4 y la primera oportunidad de clasificarse a cuartos, selló sin más sobresaltos su servicio y su presencia entre los ocho mejores en la tierra parisina por cuarto año consecutivo.
«Cada vez que me enfrento a Ben llevamos nuestro tenis a otro nivel. Nos tenemos mucho respeto y hemos jugado un gran partido, muy completo, dejadas, saques, derechas, reveses... Hemos estado ahí todo el partido. Es muy bueno tener a Ben en el circuito», dijo Alcaraz en su entrevista pospartido con Álex Corretja.
Con once triunfos consecutivos en Roland Garros, Alcaraz ya tiene entre ceja y ceja los cuartos de final que disputará el martes contra Tommy Paul, verdugo por la vía rápida de Alexei Popyrin (6-3, 6-3 y 6-3). El estadounidense, pese a jugarse dos maratones de cinco sets en las dos rondas anteriores, no pagó el desgaste y se enfrentará por séptima vez al murciano. Paul dominó el cara a cara por 2-1 hasta 2023, pero los últimos tres encuentros, incluidos dos el año pasado, en Wimbledon y los Juegos Olímpicos, se los apuntó el español.
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