Dos de cada tres médicos de primaria se sienten desprotegidos y abandonados

Dos de cada tres médicos de atención primaria se sienten desprotegidos y poco respaldados por las administraciones sanitarias. Es el contundente resultado del estudio realizado por la Organización Médica Colegial (OMC) para conocer de la mano de los propios médicos de familia españoles la realidad del trabajo y el funcionamiento en los centros de salud y consultorios.

El resultado de la indagación, en la que han participado 1.784 facultativos, apunta, según los autores, a una «insatisfacción generalizada» y a una percepción de «abandono institucional» por parte de las autonomías, que son quienes ejercen las competencias de gestión directa, y el ministerio, que diseña la política nacional.

Las respuestas de los médicos lamentan la falta de reconocimiento profesional, problemas de seguridad, malas condiciones laborales e insuficiencia de medios y de inversión, que repercuten en un empeoramiento de la calidad de la atención al ciudadano.

Sus quejas coinciden con algunos de los datos más recientes sobre el funcionamiento de la atención primaria en España, como que es el área sanitaria donde se producen más agresiones a los médicos (que aumentaron un 10% el año pasado), que la notable burocracia y la falta de inversiones han saturado muchos centros de salud, en los que el 80% de pacientes deben esperar de media entre 8 y 9 días para lograr una cita con su doctor de cabecera, que las plantillas están muy envejecidas o que la precariedad laboral, con una alta contratación temporal y una fuerte movilidad, son la norma. Un estudio del propio ministerio de Sanidad desveló que en los centros de salud y consultorios españoles harían falta unos 4.500 médicos más de los existentes.

Las entrevistas realizadas por la OMC señalan que uno de cada cinco médicos de familia en ejercicio está descontento con su trabajo, un porcentaje que aumenta especialmente en los centros de las áreas urbanas. Las carencias y desajustes de funcionamiento hacen que tres de cada cuatro, el 75%, aseguren que son incapaces de conciliar la vida laboral con la atención a su familia. Este problema se da especialmente entre los médicos de zonas rurales, donde, según lamentan, persisten otros problemas denunciados en radiografías anteriores como la fuerte itinerancia entre consultorios, la falta de compensación por desplazamientos para atender a los pacientes o la ausencia de libranza tras guardias, algo que padece uno de cada cuatro profesionales que ejercen en estas áreas.

La falta de apuesta institucional por la atención primaria, con unas administraciones que siguen muy lejos de invertir el 25% de su presupuesto en el nivel de atención a la salud más próximo al ciudadano, como les demandan desde hace años las organizaciones internacionales, se constata también en el estudio. Solo un tercio de los médicos valora positivamente la infraestructura de la que dispone su centro de salud y considera que cuenta con los medios y equipos diagnósticos suficientes para poder realizar un trabajo de calidad. La denuncia general es la de «una falta de inversión continuada».

La indagación refleja, eso sí, un elemento positivo. El 65% de los médicos trabaja en centros acreditados para la docencia. En concreto, destaca una mayor proporción de tutores acreditados en zonas rurales, lo que para la OMC es «una oportunidad clave para fomentar la formación especializada en estos entornos y atraer a futuros profesionales» a lo que suelen ser plazas de difícil cobertura. Sin embargo, añaden, la participación en la docencia universitaria y en la investigación sigue siendo un área «con un gran margen de mejora en ambos ámbitos».

Para los responsables de la OMC el estudio subraya «la persistencia de importantes desafíos estructurales y organizativos en la atención primaria, especialmente en el medio rural», por lo que alertan «sobre la necesidad urgente de intervenciones para mejorar las condiciones laborales, formativas y asistenciales del colectivo médico», lo que consideran que tendría «un impacto directo» en la calidad asistencial que recibirían los pacientes españoles.

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