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El Grupo Vox en las Cortes de Castilla y León insta a la Junta y al Gobierno a prohibir la celebración pública de la fiesta musulmana del cordero que comienza este viernes en el marco de una campaña de recogida de firmas para proteger las costumbres propias de España y no importar fiestas ajenas bajo el lema «Sus costumbres, en sus países».
Así lo recoge en una proposición no de ley, para su debate en el pleno de las Cortes, registrada hoy en cuya propuesta de resolución, además de prohibir la celebración pública de la denominada «Fiesta del cordero», reivindica el respeto y la protección de las tradiciones propias del pueblo español en el espacio público «frente al avance de costumbres ajenas impulsadas por políticas de cesión ideológica, electoralismo o presión económica».
Otra de sus propuestas recogida en la PNL es garantizar, en la medida de sus competencias, la conservación de las fiestas españolas laborales de ámbito nacional, de carácter retribuido y no recuperable, en vigor: 1 de enero, Año Nuevo; 6 de enero, Epifanía del Señor; Jueves Santo; Viernes Santo; 15 de agosto, Asunción de la Virgen; 1 de noviembre, Todos los Santos; 8 de diciembre, Inmaculada Concepción; 25 de diciembre, Natividad del Señor.
También, impulsar, en el ámbito de sus competencias, las medidas necesarias para recuperar las fiestas propias de España de modo que también en el ámbito festivo «se reconstruya todo lo derribado»: 25 de julio, Santiago Apóstol; 19 de marzo, San José; el Corpus Christi; la Ascensión; 29 junio, Santos Apóstoles Pedro y Pablo.
Por último, la iniciativa de Vox pide promover activamente la gastronomía y carnicería tradicionales españolas frente a la expansión de sellos extranjeros como el halal, garantizando el derecho de los consumidores a productos arraigados en nuestra cultura alimentaria y apoyando a los productores que defienden nuestras costumbres, en especial locales.
Según argumenta, la llamada «Fiesta del cordero», de origen mahometano, implica el sacrificio masivo de animales como parte del ritual de una confesión sin notorio arraigo en España, que nada tiene que ver con nuestra historia ni con nuestras festividades.
«Más allá de la salvaguardia de la seguridad y de la salud, elementos constitutivos del orden público protegido por la Ley, su desarrollo en suelo español no solo representa un retroceso cultural, sino también un agravio comparativo hacia quienes conservan las tradiciones españolas», explica.
A ello añade que mientras los gobiernos locales, regionales y nacionales presumen de una aparente «neutralidad religiosa», en nombre de una así llamada «convivencia», se promueve, «más allá de la tolerancia, la erosión consciente de nuestras tradiciones, lo que no constituye sino una rendición cultural».
También, advierte de que el Gobierno marroquí ha limitado la celebración de la denominada «Fiesta del cordero», pero en España se promueve su implantación, incluso «a costa de vulnerar nuestras leyes, comprometer la seguridad y erosionar nuestras tradiciones». «Esta inversión de papeles -en la que nosotros debemos tolerar lo que ellos no consienten en su propio suelo- constituye una muestra alarmante de claudicación cultural y de sumisión ideológica», concluye.
Por último, subraya que el principio de Estado de Derecho garantiza que sea soberana la ley y no «la voluntad arbitraria de una minoría, la cual, no lo olvidemos, tiene la obligación de respetar el patrimonio material y espiritual del país que la acoge».
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