La enfermería que investiga, forma y cuida en Burgos

Las enfermeras de Burgos trabajan desde diferentes sectores en el cuidado de los pacientes. Pero el cuidado puede llegar desde muchos frentes. Más allá del lugar en el que estas enfermeras trabajan, un centro de salud, un hospital o cualquier otro lugar, su labor depende del área en el que se especialicen.

Importante es la investigación desde el área de enfermería. A ello se dedica Verónica López, enfermera referente en la unidad de apoyo de investigación. «Yo me dedico a investigar sobre la patología del sueño, que es el ámbito donde trabajo actualmente. En los últimos años hemos visto cómo los trastornos del sueño, sobre todo el insomnio, se han disparado», cuenta Verónica, que compagina su trabajo clínico con la investigación.

Desde su experiencia, subraya que la enfermería está en una posición privilegiada para detectar necesidades reales de los pacientes. «Estamos a pie de cama, y eso nos permite ver de primera mano en qué ámbitos es necesario investigar. La investigación es clave para mejorar nuestros cuidados diarios y que estén basados en evidencia científica, lo que redunda en una mayor seguridad y eficacia para el paciente», explica.

Además, sobre el reconocimiento del trabajo investigador dentro de la profesión, es clara: «Aún queda mucho camino, aunque cada vez se valora más. Por suerte, contamos con la colaboración de los pacientes, que suelen estar muy dispuestos a participar en los estudios», asegura.

Pero además de investigar es importante formar a quienes van a ser el futuro de los cuidados y a los profesionales que ya entregan su vida a ellos. «La formación y la docencia es fundamental para mejorar la profesión», cuenta Carmen Tomé, enfermera de la unidad de formación y docencia. «Los estudiantes son nuestros futuros compañeros, y tienen que salir lo mejor preparados posible», defiende Carmen. «En las aulas y en las prácticas volcamos nuestra experiencia para transmitirles conocimientos, habilidades y competencias», explica esta enfermera que, además, es docente en la Universidad de Burgos.

También subraya la necesidad de que los propios profesionales sigan formándose de manera continua. «No podemos quedarnos obsoletos. Tenemos que conocer nuevas técnicas, tratamientos, protocolos… La actualización es clave para ofrecer cuidados de calidad y seguros. Tenemos que seguir formándonos para que nuestros pacientes reciban los mejores cuidados, de calidad y de manera segura», afirma.

En cuanto al alumnado actual, lo tiene claro: «Les veo ilusionados, con vocación. Algunos llegan por tradición familiar, otros por salidas laborales, pero cuando empiezan a hacer prácticas en el hospital, se emocionan. Les gusta lo que hacen». Y concluye: «Intento inculcarles la parte humana. Los pacientes se van a acordar más de la sonrisa o la conversación que mantuviste con ellos que de si acertaste a la primera con una técnica. Trabajamos con personas».

En el grupo está David Llorente, enfermero clínico de diálisis domiciliaria. Su día a día transcurre enseñando a pacientes y familiares cómo cuidar a personas que necesitan diálisis en su casa. «Los primeros días necesitan mucha ayuda, tienen muy poca autonomía. Pero poco a poco lo van consiguiendo y eso les llena de autoestima. Es precioso ver cómo alguien que creía que no iba a poder, acaba dominando una técnica que le parecía imposible», explica.

«Al principio es muy difícil para ellos, pero se animan mucho cuando ven que les va saliendo bien, cuando logran el montaje de la máquina sin cometer errores. Eso es muy bonito, reconoce. Confiesa que las experiencias que más le marcan no son las más fáciles: «Recuerdo un caso especialmente difícil, en el que la hermana cuidaba de un paciente con muchas complicaciones médicas. Cada paso hacia casa era un logro, y ahora, después de un año, están bien. Es muy gratificante».

Y en todos los equipos es necesario una supervisora. En este caso esta figura recae en Raquel Varga, supervisora de consultas externas. Una líder en la sombra que gestiona el equipo humano. «Gestionar un equipo de enfermería es complicado. Cada profesional tiene sus peculiaridades. Pero también es satisfactorio, porque lideras a un equipo que trabaja bien, que a los pacientes se les está dando la atención de calidad y, porque al final, ver que el equipo responde, que todo funciona… eso es lo que compensa», explica.

Para liderar bien, cree que hay que tener varias cualidades, pero destaca una por encima del resto: saber escuchar. «Tengo la puerta abierta para todo el personal. Que puedan venir y sentirse escuchados ante las necesidades que puedan tener me parece clave. También necesitas paciencia, mano izquierda y saber guiar a los compañeros», asegura.

Lo más complicado de su puesto son los imprevistos, muchos de ellos ajenos al equipo. «La presión asistencial, las nuevas técnicas, los cambios constantes… son retos que hay que afrontar desde la organización y con capacidad de adaptación», asevera. Pero también hay momentos de orgullo, para Carmen es importante poderse ir «a tomarme un café con cualquier miembro del equipo» o que la «vean como una compañera». «Y que a las tres de la tarde todos los pacientes hayan sido atendidos. Eso me llena», finaliza.

Las cuatro voces coinciden en una cosa: la enfermería es una profesión esencial, que se adapta, que investiga, que forma, que cuida. «Somos el futuro del sistema sanitario. Somos la columna vertebral de este sistema. La sociedad envejece, hay más enfermedades crónicas, y los cuidados, liderados por enfermería, van a ser cada vez más importantes».

Aunque la carga asistencial es alta y faltan recursos, siguen adelante. «Si fuésemos más, podríamos trabajar todavía mejor», afirman con contundencia. Pero añaden un mensaje para quienes están a punto de elegir su futuro: «Si tienen dudas, que lo intenten. Enfermería es una profesión con salidas, pero sobre todo es una profesión que llena».

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